Se conoce como Guerras Cántabra a los enfrentamientos entre el Imperio romano y los distintos pueblos astures y cántabros que habitaban en el norte en la Península Ibérica.
Los enfrentamientos mantenidos por Roma contra los diversos pueblos representaban la culminación de la larga conquista de la Península Ibérica. La resonancia de estas guerras sobrepasó a la de gran parte de las emprendidas por el Estado romano a lo largo de su historia.
Así comienza Floro su relato para narrar los hechos acaecidos en una contienda que hizo que el propio emperador romano César Augusto, abriera las puertas del templo de Jano, en señal de combate total, y se desplazara en persona desde Roma hasta tierra de cántabros.
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