A comienzos de nuestro milenio, había muchas ciudades prósperas dentro de los dominios de Roma. Sin embargo la líder indiscutible de ellas, era la misma ciudad de Roma. A pesar de esto, elegiremos una ciudad más chica, pero de una importancia capital para nuestro estudio.
La ciudad que hemos elegido es Pompeya y la razón la entregará una fecha: 24 de agosto del 79 d.C.
Este día no fue como cualquier otro en la vida de los habitantes de esta ciudad. Este día se produjo la erupción del Vesubio, el volcán que dominaba desde las alturas la Bahía de Nápoles y que invadió de muerte y destrucción a gran parte de lo pueblos y ciudades que se encontraban en sus alrededores.
Ese 24 de agosto miles de toneladas de lava, ceniza, humo tóxico y rocas cubrieron Pompeya y significaron la muerte para miles de personas y animales que no alcanzaron a escapar. Sin embargo, esas cenizas también conservaron todo lo quedó enterraron. Casas, tiendas, baños públicos hasta los mismos alimentos y los cuerpos de personas y animales que fueron pillados por la muerte ahí donde estaban, fueron conservados como si se hubiera parado el tiempo en esta ciudad y en sus vidas.
Producto a esa desgracia, un día en la vida cotidiana de una ciudad romana se congelo en el tiempo permitiendo revelar todo un mundo que sin esta catástrofe hubiera sido muy difícil de conocer por completo.
El mal de algunos a veces se convierte en el bien de otros.
Cómo ejemplo, imaginémonos un día en la vida en la ciudad de Pucón a la sombra del imponente volcán Villarrica. Este volcán que ilumina con su rojo furia todas las noches del verano del 2005, y que en el día deja ver en su cima una columna de humo, nos está advirtiendo que no está muerto, sino sólo dormido. Algo parecido pasaba con el Vesubio.
Al igual que en esos tiempos, hoy la gente pasa sus vacaciones y se divierte en Pucón como si el Villarrica no existiera, ¿pero qué pasaría si una noche, sin aviso de ningún tipo, este volcán erupcionara con la misma fuerza y potencia que el antiguo Vesubio?
Si para nosotros es imposible dimensionar una tragedia como esta, imaginémonos como fue en los tiempos de estos romanos que vivían a la sombra de un volcán como el vesubio que parecía muerto desde hace ya muchos siglos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario